CÓMO USAR LA BRÚJULA (II)
1
Averiguar hacia que dirección te diriges. En una excursión al bosque o al campo, o a la naturaleza en sí, es recomendable realizar lecturas cada tiempo determinado para asegurarte de que caminas en la dirección correcta.
Mueve la brújula hasta que la flecha de dirección apunte hacia donde has estado viajando y seguirás el rumbo. La aguja magnética debe girar hacia algún lado, a no ser que te dirijas al Norte.
Gira el limbo hasta que las líneas Norte-Sur se alineen con el Norte de la aguja magnética. Una vez alineadas, te dirán hacia adónde apunta la flecha de dirección.
2
Sigue andando. Sostén la brújula de forma correcta (tal y como explicamos en la parte I), gira tu cuerpo hasta que el extremo Norte de la aguja magnética se alinee de nuevo con la flecha Norte, y sigue el camino de la flecha de dirección. Es importante que te asegures de no mover el limbo por accidente.
3
Utiliza puntos guía. Para mayor precisión, mira la flecha, luego céntrate en algo como una roca, un árbol, u otro lugar de interés, y úsalo como guía. No te guíes por objetos o lugares muy lejanos (una montaña, por ejemplo), ya que no darán el detalle suficiente y la precisión será relevante. Cuando alcances tu punto de referencia, utiliza tu brújula para definir uno nuevo y proseguir.
4
Dibuja la dirección sobre tu mapa. Coloca el mapa en una superficie horizontal, coloca la brújula sobre éste para que la flecha de orientación apunte al Norte verdadero del mapa. Dibuja una línea por el borde de la brújula a través de tu posición actual. Si mantienes el rumbo, el camino desde tu posición actual estará marcado por la línea recta que acabas de dibujar.
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